miércoles, 10 de junio de 2009
Canal 9: el NODO valenciano
Todos los investigadores de la comunicación franquista destacan al NODO como uno de los más poderosos propagandísticos –sino el mayor- del régimen. Se trataba de un mini-informativo, con noticias muy particulares, encabezado por la frase “la información mundial al servicio de los españoles”. Esa “información mundial” que se vanagloriaba en ofrecer antes de cualquier proyección en los cines, a penas mostraba una o dos noticias, siempre nacionales, siempre protagonizadas por el Caudillo. Ahora bien, a nadie se le permitía entrar después de su emisión, se consideraba sagrado y, por tanto, constituía un poderoso instrumento de adoctrinamiento, al mostrar un punto de vista muy subjetivo y desenfocado de la realidad española.
El NODO murió con Franco, pero algunas de sus tendencias y prácticas han continuado y continúan en algunos medios audiovisuales del país. Sin irnos más lejos, algunas televisiones públicas provinciales ejercen de auténticas correas de transmisión de las medidas e ideologías de los partidos gobernantes en dichos territorios. Hablamos de Telemadrid, pero también de Canal 9, la televisión autonómica valenciana.
Y es que el presidente valenciano, Francisco Camps, es el nuevo Franco para los informativos de Canal 9. Si bien una de las características del viejo NODO eran las continuas noticias superfluas sobre inauguraciones de pantanos diversos por parte del Generalísimo, notificamos en Canal 9 la misma proporción de superficilidad, así como un alto grado de noticias copadas por la imagen de Camps. Todo lo que inaugura es susceptible de ser noticia, potenciando con ello una imagen positiva del líder, siempre sonriente y con sapiencia de done se encuentra la cámara en cada momento.
Pero lo más escandaloso de todo ha sido la completa omisión de cualquier imputación del presidente en la trama Gürtel, un instrumento de manipulación al servicio de la Consellería, totalmente permisiva con dichas prácticas beneficiantes. Papel determinante también han tenido los servicios informativos –presididos por Pedro García, amigo íntimo de Camps-, en las sucesivas victorias –regionales, nacionales y europeas- del Partido Popular, a pesar de los continuos casos de corrupción (Carlos Fabra, Costa, Camps, etc.) o las protestas masivas contra algunos consellers por sus prácticas inefables, como el de educación, Alejandro Font de Mora. Y es que basta con observar un telediario para darse cuenta de la gran primacía que las informaciones casi institucionales, todas del PP, gozan de primacía ante el resto de partidos políticos.
La unidireccionalidad de los mensajes propugnados por esta cadena pública va más allá, en un adoctrinamiento enraizado en la tradición más abiertamente anti-catalana, de naturaleza blavera –corriente nacida de los valencianos nostálgicos de la minorización del valenciano durante el franquismo-, utilizando una lengua considerada por todos los filólogos como totalmente inadecuada, llena de barbarismos e interferencias castellanas. Por otro lado, sorprenden noticias como las listas elaboradas dentro del medio, con una serie de palabras terminológicas que no deben usarse por ser consideradas “demasiado catalanas”, pero que en realidad, consultando cualquier diccionario, las propuestas resultan ser meros sinónimos e incluso a veces palabras inadecuadas de nuevo, a otras que realmente son valencianas (lo que demuestra su carácter de dialecto catalán sin duda alguna).
Otras de las listas de las que tenemos noticias son de aquellas en las que se señalan las posibles personas que podrían no ser afectas al PP, lo que supondría una automática purga mediante algún mecanismo rocambolesco para evitar sanciones. Ese es verdaderamente el gran drama para la democracia valenciana: el hecho de que ningún organismo sancionador del audiovisual tenga capacidad para actuar sobre los comportamientos dictatoriales de algunas cadenas públicas de televisión. A la espera quedamos todos de ese plan que Rodríguez Zapatero anunció ya tiempo y que parece no llegar nunca, en forma de nueva ley del audiovisual.
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