domingo, 23 de mayo de 2010
De censura comunicativa a nivel comarcal
La pasada semana, la Plataforma No al Macroabocador de Llanera denunciaba censura por parte de algunos medios de comunicación comarcales. En concreto, citaba a dos: La Costera TV y Canals Radio. La cadena comarcal, por no haber cubierto una charla multitudinaria celebrada en Llanera sobre el vertedero y por otra serie de desplantes. En cuanto a la radio de Canals, por no haber querido contratar una cuña anunciando la manifestación del pasado sábado, excusándose en que, para la publicidad no comercial, hacía falta el permiso del alcalde. Una condición absolutamente sorprendente en un régimen democrático. De repente, como si nos retrotrajéramos al franquismo, se necesita el permiso de la autoridad competente para un simple anuncio de radio en favor de la movilización ciudadana.
Pero no sólo esos dos medios no hacen todo lo que debieran en relación a una movilización popular de tal calado como es la que se opone al proyecto de macrovertedero en Llanera. Podrían citarse muchos otros que prefieren “pasar” del tema, hacer oídos sordos ante el clamor popular. En relación a las críticas de la Plataforma a La Costera TV por adoptar precisamente esta actitud, su director se excusó en una carta explicando que “no es la obligación de la cadena cubrir todo acto ciudadano”. Y es que la verdadera censura sucede cuando se silencian o minimizan los hechos repetidamente. El auténtico ataque a la libertad de expresión se produce cuando las cadenas comarcales desoyen la voz del pueblo, la de la opinión pública, de la cual –no hay que olvidarlo- se sustentan.
En esas estamos. El modelo comunicativo local actual está configurado en su mayoría como un altavoz del poder y de los partidos políticos que gobiernan. Como fieles servidores de las autoridades competentes, se dedican a ejercer de fieles propagandistas. Están allá donde se les necesita, persiguiendo al alcalde de turno como perros lazarillos, ya sea inaugurando calles o plazas. No se pierden ningún acto. Para los apasionados del verdadero periodismo, esa actitud resulta lamentable. De nuevo, nos retrotraemos al Nodo franquista, cuando las únicas noticias reseñables pasaban por la inauguración de pantanos y por dónde iba a pasar el caudillo sus vacaciones. Pero bien sabemos que esto no es periodismo, es propaganda institucional con el único fin de conseguir alguna futura victoria electoral.
Por eso está fracasando la TDT y los servicios comarcales y locales de las televisiones y radios. Se nos dijo que era la última panacea, el último avance para acercar al espectador la actualidad de su entorno. Nada más lejos de la realidad: estas cadenas han fracasado, y se debaten entre el malgasto de las subvenciones públicas y la debacle económica. El pueblo se siente desatendido, como siempre, no se ve representado en estos medios de comunicación. Lo que demandan los vecinos son televisiones y radios donde su voz se oiga como la que más, sintiendo que son parte de algo. Un sueño que, a día de hoy, parece inalcanzable. Tanto los medios masivos tradicionales como los nuevos se hallan sujetos a diversos intereses político-empresariales que condicionan sus respectivas líneas editoriales, teniendo que desoír en demasiadas ocasiones a la opinión pública.
Es en ese contexto, es donde los medios digitales pueden encontrar un filón. Acercándose a las protestas y reivindicaciones de los vecinxs respecto a su territorio, la democracia y el periodismo saldrían ganando. En efecto, vivimos en la sociedad de la información, pero muchxs viven de espaldas a sus convecinxs. Estoy seguro de que la manifestación del sábado contra el vertedero pudo haber sido mucho más mayoritaria. El individualismo de muchxs pasa factura al resto. Pero más allá de las típicas consignas de que “la gente no se mueve”, cabe preguntarse si, en el caso de que verdaderamente existiesen en nuestras comarcas más medios que atendiesen las demandas ciudadanas, las convocatorias de la Plataforma no serían más mayoritarias. Ante tal panorama, sólo cabe una pregunta a hacerse y es si realmente nos sentimos bien informados o no.
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